Armando Colores y Formas: diciembre 2011

viernes, 16 de diciembre de 2011

Relieves de arcilla y escayola

Efigie elemental 2 (66 x 53)

Efigie elemental 3 (62 x 50)

Efigie elemental 4 (63 x 50)

Efigie elemental 5 (67 x 53)

Efigie elemental 7 (55 x 46)

Efigie elemental 8 (62 x 60)

Efigie elemental 10 (50 x 44)

Efigie elemental 11 (67 x 47)

Lienzo...

0nce (100x80)

trece (73x50)

doce (73x60)

diez (75x60)

nueve (180x150)

ocho (96x58)

seis (120x90)

siete (120x90)

uno (160 x 103)

dos (204x75)

tres (100x75)

cuatro (180x150)

sauce (130x100)

salvaje (130x100)

psico (130x100)

Koan (130x100)

catorce (125x128)

quince (120x125)

dieciséis (90x75)

diecisiete (120x80)

dieciocho (115x60)

diecinueve (100x60)

veinte (110x80)

veintiuno (125x128)

veintidós (125x128)

Armando Molina Martínez
Santander (1954)

-Fotógrafo
-Escritor
-Editor
-pintor

Ya desde niño jugaba a descubrir la belleza escondida en todas las pequeñas cosas de mi entorno, como suelen hacer todos los niños debido a la preciada capacidad de asombro de la inocencia.
Pero cuando crecemos, el ajetreo de la vida nos hace perder esa maravillosa facultad. Al percibir los primeros síntomas de esa pérdida, hice todos los esfuerzos posibles para mantenerla en actividad. En el colegio, llenaba los cuadernos de garabatos que para mí eran el escape de esa energía creadora que intentaban reprimir los mayores con su seriedad y sensatez. Más tarde, en mis ratos libres, me iba a la caza de imágenes con mi cámara fotográfica e intentaba capturar los maravillosos detalles de las cosas más comunes; detalles que normalmente pasan desapercibidos.
Esa preocupación por percibir, de manera amplia y objetiva, la realidad que nos rodea, me llevó a investigar sobre los obstáculos que impiden tal percepción. Las conclusiones de esas pesquisas las transcribí en el libro Niebla Roja que salió a la luz en 2005.
Sobre esa época, haciendo experimentos con la materia, las formas y los colores, realicé una serie de escayolas pintadas. Cuando los amigos y familiares las vieron, les gustaron tanto que me las quitaron de las manos.
Al ver que había conseguido transmitir algo con esos primeros tanteos, me dediqué de lleno al arte.
Cuando me pongo delante de un lienzo en blanco, me siento como un explorador dispuesto a adentrarse en un mundo desconocido, lleno de misteriosas e intensas emociones.